No hay nada como el producto de temporada para un plato estupendo. Y pocas cosas hay más navideñas que las castañas, que aunque llevan su trabajo combinan de fábula con la calabaza y el solomillo.
Pelar castañas es un dolor. El truco para hacerlo fácil es hacerles una hendidura con un cuchillo longitudinalmente (como los quesitos de babybel). Las colocas en un bol, las cubres con agua y las metes 15 minutos en el microondas a máxima potencia. Se pelarán prácticamente solas.
Corta la calabaza en 4 trozos y coloca sobre un papel de horno en la bandeja. Añade medio vaso de agua y hornea durante 30 minutos.
Saca con una cuchara toda la pulpa y agrega en el vaso de la batidora un poco de sal, jengibre y cardamomo. Bate bien y deja reposar en un colador (para que escurra agua, nos interesa que quede espeso).
Corta muy bien las castañas y carameliza sin piedad con el azúcar moreno y un buen chorro de aceite de oliva (ojo, dejarlas a mi gusto le llevó dos horas a fuego lento, removiendo de cuando en cuando).